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miércoles, 7 de octubre de 2009

Buscando el Norte

Cansados y aburridos de observar con creciente decepción, las maneras de hacer política de nuestros los líderes nacionales, una clase política que progresivamente pierde los controles, la cordura y los valores morales que debían ser una virtud para el conjunto de la sociedad. Estas dos ultimas legislaturas de Gobierno, se han desarrollado en medio de un “tête-à-tête” de los dos grandes partidos, ataque y contraataque, mentido y desmentido, una sarta de dimes y diretes que hacen del Parlamento nacional y los círculos de prensa un panel de salsa rosa, donde reina el chismorreo y la denuncia, un escenario de escarnio donde se ventilan los secretos bien guardados en el cofre de cada familia política. Nuestros clérigos políticos, en su disputa utilizan a las instituciones públicas para que tercien ante la opinión filtrando los pormenores del escándalo y éstos se encargan de lavarlos y difundirlos nuevamente confundiendo al ciudadano de las preocupaciones fundamentales de su vida cotidiana, como es lógico, los comentarios son la materia prima para las mutuas acusaciones y permanentes condenas a diestra y siniestra. Sin embargo, los casos de corrupción, para el pueblo no es nada nuevo, que los dirigentes políticos se financien con pelotazos es una practica conocida, por desgracia, es así desde los inicios de la democracia, a pesar que hay gente que ha pagado con la cárcel por estos hechos deleznables. En los últimos años, hemos sido testigos, de la lucha que mantienen los partidos (PP, PSOE) en las narices del pueblo, por las Consejerías de Infraestructura en los Ayuntamientos, allá dónde se han crecido los pelotazos, y el que no haya pecado que tire la primera piedra, lo que pone a la clase política en unos embaucadores de primera al vendernos como un escándalo, lo que todos conocemos, bueno sería que las cuentas de los partidos se hiciera una ventilación contable independientes, no nos extrañaría que existieran irregularidades, el pasado está repleto de malos manejos de las cuentas del Estado.
Por todo esto, el debate de la corrupción seguirá hasta que la sociedad civil diga basta ya, lo triste es que tal situación, por el momento, para el ciudadano común sea algo tan natural como el agua, poco debe preocuparle, puesto que su pasividad es absoluta, aunque es verdad que con sus votos en blanco y sus exiguos niveles de participación cada cuatro años demuestra algún disgusto, pero en las calles, no se ve la voz del pueblo, ni rastro de sus organizaciones, los hechos nos demuestran, que las marchas contra el aborto o la educación para la ciudadanía convoca más que la corrupción. Será que el ciudadano cree que la justicia y los Servicios hacen su parte de trabajo correctamente..?, lo que es fuerte, porque no es lo que se ve, o peor aún, qué él observe la situación como algo innato a nuestra cultura. Yo soy de los que piensan, que la sociedad tiene poca información y que las bases están escasamente organizadas, aunque hay que asignar cierta responsabilidad, a la organización de la justicia cuya jerarquía al parecer está tocada por la política, si esto es cierto, en las manos de los políticos se convierte en un instrumento virtual sometido a los dictámenes del poder dominante en cada caso. Aunque el grado de apatía y resignación con que observa el ciudadano la política gobernante nos preocupe, en un país que demostró ser, durante toda su historia, rebelde y combativo, de repente le da igual todo, somos el súmmum del “laissez faire, laissez passer”, nuestros jóvenes en lugar de formarse buscan espacios donde compartir el calimocho y el botellón, con la píldora del día siguiente, la fiesta está asegurada.
Cuanta razón tenía un padre del PSOE (A. Guerra) quien decía que a España no la reconocería ni la madre que la parió. España atraviesa uno de los períodos más bajos en su historia en materia de liderazgo político, sin hablar del nivel de enfrentamiento político, ni el contenido de sus programas de los bandos en guisa, de lástima escuchar que la esencia de sus discusiones se asemejan, en el mejor de los casos a la cacareada y nefasta salsa rosa. En materia de liderazgo los dos grandes partidos caminan por la ruta del desierto, después de haber logrado aparcar a lo más sobresaliente y experimentado de sus cuadros políticos, lo peor es, que aquí no hay el refugio del oasis, sino un océano de incertidumbres donde remamos guiados por el soplido del euro y la fortaleza de España, todavía falta saber, si el gobierno entrará en razón para fijar un norte magnético efectivo y creíble para evitar los bandazos que da la España diversa multipolar, multiétnica, atea, libertina, egoísta, y autonomista, que se ha forjado al amparo del compadreo político practicada por el socialismo del siglo xx1, una metamorfosis temeraria gestada en tiempo record, el resultado es que se ha engendrado una sociedad hastiada por la política. En todos los círculos se cuestiona, cómo hablar de brotes verdes, o de perspectivas positivas, si es patente la incapacidad del gobierno para preparar un plan coherente de choque y crecimiento para todos los sectores y reubicar a los parados del ladrillo, en lugar de seguir alimentando la vetusta vaca cegado en el margen que hay para seguir ordeñando, el resultado es que rodamos erráticos sin capacidad de remontar la situación, cegados por el día a día, sin apreciar el horizonte, ni escuchar los pronósticos que dicen que el puerto queda lejos, y los víveres escasean, en este viaje sórdido nos guiamos obstinados en la ruta de las estrellas; esta guerra no venceremos sin una brújula, sin ideas, sin propuestas, sin programa, sin dirección, sin un plan nacional, sin objetivos de Estado. Nuestro presidente que es un mago para predicar nos vende el presupuesto como la receta mágica para volver al crecimiento de las hierva, pocos se lo creen en lo que dice, en cambio muchos piensan que el mismo es la lluvia en el diluvio, responde a captar los votos de la clientela, unas veces dando un chupa chup y otras quitándole la parte de la tarta que le corresponde legítimamente a los que no conforman la familia política.Los ciudadanos no debemos dejar que nos cofundan o desvíen nuestra atención, con las denuncias de corrupción, espionaje, filtraciones, terrorismo, transfuguismo, etc., para eso están las instituciones que tienen la obligación de investigar y actuar con diligencia, y menos aún quedarnos a contemplar unos discursos que nos remontan a fechas electorales, por el contrario, debemos exigir a los políticos, que resuelvan el problema del paro, que los casi 4 millones de parados vienen principalmente de la construcción, que nos expliquen cómo, dónde y cuándo saldremos del bache, que se hagan debates sobre programas alternativos, con todos los agentes involucrados en el proceso productivo, confrontar soluciones con la oposición, y explorar y medir las dificultades, organizar en el Parlamento Nacional una Comisión multidisciplinaria de crisis y de choque, para parar la sangría económica, al mismo debían participar especialistas de la sociedad civil y expertos en la materia, se debía establecer un calendario de seguimiento y control. Pero, de sueños vive el hombre, y la esperanza es la última que muere, y yo también, cómo hacer esto, en una sociedad egoísta, que guarda los recursos del erario nacional y el suyo propio como si fuera un botín de guerra y no un derecho legitimo que tienen todos los españoles, en situación de crisis. No obstante, si no exigimos desde todos los frentes mayor control del Estado a los políticos y de éstos por la sociedad civil, la suerte del país está echada seguiremos rodando atrapados en medio de las dificultades y asfixiados en la bola de nieve de los problemas que se acumulan. De otra parte, debemos pedir a la justicia que atienda los reclamos que la sociedad le pide, mayor independencia de la política para tener una justicia verdadera en todos los ámbitos, y se quite por un momento la venda que lleva en los ojos, para que vea, cómo los pícaros quieren sortear los entresijos de la ley, debemos pedir así mismo que el Parlamento y los partidos crearan un marco para que los políticos de turno observen un código de conducta en el cumplimiento de sus funciones en el Estado, su misión no debe ser avanzar hacia el botín sino velar por el tesoro para el bienestar de sus conciudadanos. Eugenio Aguirre.

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