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jueves, 27 de mayo de 2010

La cruzada del perdón de la Iglesia católica belga


Jueves, 20 de Mayo de 2010 08:17
Solrac Kayal.
La iglesia belga pide excusas a todas las victimas de abusos sexuales, nosotros pedimos perdón tanto por la agresión como por el tratamiento inadecuado de aquella, así expresó la iglesia belga, en una carta dirigida ayer a los miembros de la comunidad católica en Bélgica.


El mensaje se dio a la vuelta de una visita que hicieron los obispos belgas al Vaticano, los obispos y los diocesanos han estimado necesario hacer tal declaración, "aquello que debe tomar paso, antes que otra consideración, es la seguridad y la protección de los niños". Los obispos han prometido en la ocasión tomar mediadas concretas aplicando más estrictamente, los criterios de selección y de admisión de los candidatos en el seno de la iglesia, con la máxima responsabilidad, asegurando un acompañamiento más eficaz de los agentes de la obra pastoral.
Frente a tanta crítica que recibe la iglesia hoy en día, la tarea de defenderse se hace cada vez cuesta arriba, la cantidad de denuncias hacen cola en los juzgados, está visto que la falta de verdaderas vocaciones para el magisterio de la iglesia es uno de los problemas, si embargo, allí donde se podía encontrar verdaderas vocaciones, fue justamente donde se criticó más el comportamiento de los curas, pero no por su conducta contra los niños sino por la ayuda hacia los más pobres. En efecto, algunos obispos del tercer mundo pidieron en el pasado cambios profundos en las acciones de aquella, las voces llegaron desde Latinoamérica ya que se observaba la pérdida de: fe, compromiso, sacrificio y solidaridad con los más necesitados, amor para encontrar la paz, justicia para alcanzar la verdad, libertad para expresar el descontento, sin embargo, los tildaron de comunistas, porque proclamaron en su demanda la llamada teoría de la liberación, pero fueron recriminados por la curia romana, ahora resulta que aquella jerarquia que negó mantuvo gente de la peor catadura moral entre sus prelados, quienes aprovecharon de su autoridad para cometer actos contra los niños y las familias creyentes, y que esos hechos inmorales merodean desde hace bastantes años en todos los continentes, donde la jerarquía romana parece haber socapado a los autores haciendo vista gorda, muchas denuncias vienen de los países desarrollados, aunque sería mejor no escarbar, lo que ocurre en los países menos afortunados, lo que podría enturbiar todavía más la aguas ya muy revueltas de la iglesia.
Si no se actúa con contundencia le puede costar muy caro a la institución por la pérdida de prestigio e influencia ya que supondría la condena de los millones de creyentes que todavía consideran a la iglesia como una referencia moral dentro de la sociedad.
Sin duda, la falta de vocación distrae, despierta y oculta otros sentimientos del sacerdote que a la iglesia le cuesta detectar a tiempo para castigar severamente y casi siempre es la última en enterarse cuando un agente de la iglesia ha desvíado su compromiso pastoral. Cristo reconocía entre la fortaleza del espíritu y la debilidad de la carne, pero aquí parece ser que todo es endeble y quebradizo.
Por ello, no es suficiente el perdón, sino una reforma profunda de la iglesia, para volver a los orígenes de la doctrina cristiana, y ahí, me parece necesario reposar un instante en la doctrina que sugería un hombre, el obispo brasileño Helder Cámara quien pedía volver a la iglesia de los orígenes, su filosofía religiosa marcó una época y un hito al enfrentarse a la jerarquía pidiendo cambios en la iglesia, con su ejemplo de austeridad mostró cómo se podía ir lejos estando cerca del desposeído que cerca del poderoso, pero como siempre se ha interpretado mal su doctrina, resume su decepción la siguiente frase que aquél nos dejó "cuando doy de comer a un pobre me llaman santo, pero cuando pregunto porqué es pobre, me llaman comunista".
A lo mejor para cortar por lo sano tanto ataque a la iglesia católica, el camino más corto sea que los curas pudieran dejar el celibato como ocurre con otras confesiones, lo que está claro, no es con dinero, ni golpeándose el pecho, y menos pidiendo perdón cada vez que aparece un escándalo, se va a corregir aquella conducta lasciva de los agentes del evangelio, sino con una reforma profunda de la institución, es una lástima comprobar que la moral de la cultura occidental esté tocada por quienes deberían dar ejemplo de integridad en todos sus actos.

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