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miércoles, 25 de febrero de 2009

El precio de las mentiras

Equivocarse no es mentir. Pero equivocarse muchas veces es peor que mentir. Tengo una pregunta para usted, el programa de TV dónde el presidente de Gobierno se explayó una vez más hablando mucho, pero diciendo poco; con un tremendo estilo controlado sonriendo a veces a las preguntas que formulaban los participantes, pasó muchos aprietos sobre el pleno empleo y el paro, y otros que quedaron en el tintero, manejado hábilmente por el moderador, que permitió que el diluvio se convirtiera en tormenta de preguntas. Sobre la crisis reconoció que se equivocó, pero según él, no mintió, no obstante, cuando uno tiene en sus manos informaciones relevantes de distintas fuentes, independiente, y contrastadas, tanto internamente, como por organismos internacionales, y no admitir por obvios intereses, o informar distorsionadamente a la opinión, o incluso estar ciego frente a una evidencia, equivocarse con un propósito, es un pecado mayor que la mentira, diga lo que diga el Sr. ZP, ya no vale ninguna disculpa, porque los hechos superan con creces lo que estaba sentenciado, aún así no reconocer el error, es menos digno todavía.
Deja por sentado, que cometió errores, si lo hizo sabiendo las consecuencias, como es de suponer, es aún más grave, porque ha exagerado vanamente la situación de bienestar con ese su optimismo vacuo que lo caracteriza, y muchos lo hemos creído.
Por la importancia y la entidad de dichos fallos, debería ser suficiente para obligarle a responder ante las instancias competentes, porque dice mucho, de la escasa o falta de capacidad o voluntad para gobernar seriamente el destino del país, no se puede dejar que la inacción o la improvisación política y económica sea reemplazada por la inercia de un sistema, que anda a marchas forzadas con velocidades disparejas de un Estado de Autonomías montado que sólo él y los nacionalistas son capaces de comprender.
La magia de las palabras puede tranquilizar al pueblo en un momento dado, pero la realidad más temprano que tarde acaba siempre tocando las puertas. Ahora estamos en esas, los errores continuos de Zapatero han dejado profundas huellas en la economía del país. En los países anglosajones y en USA estos actos (de equivocarse) se los trata peor que a las mentiras, un gobierno no debiera permitirse el lujo de equivocarse; ya que está empeñado en sus manos, el destino de millones de ciudadanos y empresas, que dependen cada minuto de la acción de sus administradores.
Alguien dijo que cuando los hombres no pueden cambiar las cosas generalmente cambian las palabras, en la sopa de respuestas ZP admitió repetidamente sus errores, sobre el pleno empleo, según él, nunca prometió y que él había dicho que sería su objetivo (otra mentira), será por eso que el paro no para corre que vuela superando la marca de los 3.5 millones y esto, según sus estadísticas que siempre llevan trampa, falta saber, si el Gob. hizo algo para evitar este colapso, o sigue esperando que esa gran maquinaria que llama “fortaleza de España” lo resuelva todo, si es así, apaga y vámonos. Porque en un mundo global, no hay fortaleza que resista a tantos errores sistemáticos, sin una buena dirección y apoyo con medios y recursos imaginativos, la muralla acabará sucumbiendo, si no lo ha hecho ya. Lo seguro es que tanta fantasía acabe estrangulándonos a todos y se convierta en el monstruo de todos los errores, lo peor, no es lo que le pase a ZP, porque los gobiernos cambian, sino, lo que le costará al país recuperarse del batacazo (caso Bush), por ese sueño onírico de ver a un país, donde no pasa nada, aunque esto sea lo único cierto, pero, refiriéndose a él mismo, porque ZP vive cómodamente rodeado de su harén y la masa de conejeros monclovitas que lo adulan.
En este instante, para sacarnos del bache hace falta, no sólo ganas de luchar, como él dijo tener, ni siquiera confiar en la fortaleza de la confundida España o las Españas (que mejor entiende ZP) sino, el concurso de ideas, imaginación, planes, proyectos, propuestas, estrategias de desarrollo, organización, moderación del gasto público, inversiones productivas, crédito, reconversión de los sectores, investigación, etc. donde se observa grandes carencias profesionales del equipo de Gob. para provocar un “Fast track” de choque para mitigar las dificultades que pesan. Es inútil esperar que los bancos resuelvan nuestros problemas, éstos con superar sus traumas inmobiliarios ya tienen mucho, cómo mantener los beneficios en medio del vendaval de la crisis será otra parte de sus problemas o lo mismo que ZP pueden optar que repose el tiempo apoyados en la fortaleza de su sistema mientras tanto tapar sus huecos con la ayuda del Estado.
En todo este tiempo, el gobierno ha dado muestra de su escasa reacción frente a la crisis, si no queremos sopesar mayores males sería bueno pasar del escaparate al terreno de los hechos y la acción, esperando que las soluciones no acabaran desvalijando el patrimonio del país, que de eso hay mucho, sólo basta mencionar, las 80 toneladas de oro que los eruditos de Economía, despojaron de las arcas del tesoro, dejándonos tragar que los activos líquidos eran más rentables que el oro, a estas alturas, me gustaría saber si todavía sostienen semejante temeridad, también desearia que los fondos obtenidos con la venta del oro, no hayan ido a parar a la tesoreria del “edge funds” que el tramposo Madoff convirtió en agua de borraja. C. Ayala. 28-01-09.

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