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jueves, 26 de febrero de 2009

Europa un cadaver informático

Europa cadáver informático. El Eniac y el Mark I fueron los primeros ordenadores que el hombre había utilizado en los cálculos científicos, ambos artilugios antes que ordenadores vistos desde hoy eran ambientes repletos de bombillas con kilómetros de cables conectados, sin embargo con un ruido impresionante y despedía elevadas temeperaturas, aquellos dieron nacimiento a los equipos que hoy conocemos. En poco más de medio siglo, se ha constituido una gama importante de equipos en todos los dominios, ellos se distribuyen desde los hogares, los servicios hasta la industria, sobrepasando muchas veces nuestra capacidad de entendimiento, porque sus programas exigen adaptarnos, en lugar de que ellos se adapten a nosotros, a pesar de ello, constituido como el oxígeno de nuestras vida cotidiana.
Desde entonces vivimos en ese delirio que son las nuevas tecnologías, los creadores se apoderan de nuestro tiempo, esfuerzo y dinero, los beneficios los disfrutan principalmente empresas americanas, japonesas y últimamente chinas y coreanas. A pesar de los retornos económicos substanciales del “hardware” y el “software”, comprendiendo ambos términos al conjunto de equipos, materiales y programas utilizados, para el tratamiento de datos, textos y comunicación.
La presencia europea en éste fabuloso mercado sigue siendo simbólico, de hecho, la tarta de millones de euros que supone el negocio informático, no parece preocupar a los gobiernos europeos, la limitanda capcidad tecnológica desarrollada nos hemos convertido en meros consumidores, los gobierno observan satisfechos la modernización de sus países, mientras sus mercados se inundan con productos que llegan de todos los rincones, donde los americanos y los asiáticos con su rodillo tecnológico hacen tabla rasa, privando a la población de oportunidades de trabajo y negocio de gran calado, es de suponer, que este grado de desatención comporta una sangría de recursos que debiera preocupar al conjunto de los países europeos.
Los dirigentes políticos, no parecen advertir, el riesgo que representa un modelo de consumo que se expande sin fronteras, por el contrario, hay campañas promovidas desde la administración, para aumentar el consumo de tales artilugios. Sin desconocer las virtudes y la importancia estratégica que encierra el sector, no es del todo comprensible renunciar al desarrollo de una tecnología propia para competir en todos los mercado del mundo, menos lógico todavía es entregar un mercado de una talla de casi 500 millones, con la entrada de ingenios de alto consumo, que se exiben como la moda o peor que ella, como la droga. El ciudadano como otro autómata, se sumerge en los nuevos inventos, aunque incomode a sus bolsillos y le quite tiempo de ocio y tranquilidad para otros fines más productivos, hay poco escrito sobre la sociología de este consumo, pero ésto sería motivo de otro comentario, lo mismo que los efectos que produce sobre la infancia el mundo del software para los niños.

No es de ley que vivamos expuestos cada minuto a los trucos de una industria que impone sus reglas y nos conduce e induce, como corderitos al consumo obsesivo del enjambre de productos que a diario produce la industria. Lo peor de todo, que ella florezca sin apenas una normativa clara, que controle la calidad de los productos, sólo basta una etiqueta CE para dar bienvenida en nuestros hogares, y ajustarnos al dictado tecnológico del fabricante, cuyos productos hablan mucho de sus virtudes, pero muy poco de sus defectos, así nos convierten en esclavos consumistas de un ávido y árido tinglado. Si hay brete en el camino, con frecuencia tenemos que apañamos sólos (en silencio) para evitar el cadalso social, que es desconocer la última usanza, la imposición es tal, no importa el trabajo que hagas, estas obligado a conocerlo aunque nunca lo utilices, si puedes pagar un curso de formación acelerada, y, cuando has llegado a dominarlo, te das cuenta lo tarde que has llegado, porque la última versión actualizada del programa X.O ya se exhibe en el mercado, sin contar que muchos programas se han lanzado sin los controles de calidad debidos y por supuesto sin la mínima compatibilidad con las versiones precedentes, donde el tonto sigues siendo tú ¡manda … ¡.
El negocio informático, como se ha dicho, empezó con los americanos, pronto la globalización dejó en las sabias manos de los mandarines chinos, en poco tiempo, se ha producido tal cantidad de productos, que es caótico distinguir qué es qué ni cuál es cuál, la misma impresión causa la gama de partes que componen un producto, no sólo por la variedad sino por la cantidad, precio y tamaño. Para entrar en la cadena de usuarios debemos saber elegir el qué y el cómo, dada la velocidad de obsolescencia tecnológica, también importa conocer el cuándo adquirir un equipo, ya que la panoplia de productos vienen ensamblados con tecnologías imposibles de entender para el corriente, y menos saber porqué falla un equipo. Los chinos te lo ponen fácil, todo es compatible con todo, y otros tantos clónicos que emulan al original, aquí no hay garantías, pero se vende a un precio como el todo a 100, el invento de los chinos aparentemente funciona, pero acaba siendo como el truco de la estampita, te hace feliz por un momento ya que te ha costado “poco”, por lo mismo, el encanto te ha durado poco. Frente a un problema, mediando una garantía tienes que comunicarte con el fabricante o el representante, que está a cientos de kilómetros, sino a miles, inicia otra maratón de comunicaciones (traga); mientras tanto, encontramos un “manitas”, quien dadas tus/sus circunstancias, te aconseja un equipo que es otra “ganga” y te sale menos que la mano de obra (otra vez vienen los chinos), te ofrece su asistencia personal, de esta manera, los trastos tecnológicos sin haber llegado a usar sus Megas o Gigas de memoria y disco duro, se apilan en el museo de nuestros hogares reducidos esperando que un día los recuperes, (que nunca llega), quién dijo confort o contaminación, ¡cuánto derroche!. Quién nos defiende de esta dictadura furibunda que nos invade sin remedio.

Prefiriera no hablar de los programas (software), porque es más caótico todavía, y es donde se incuba los peores males del invento, a causa del virus cibernético que inoculan en nuestros aparatos, sobre quién está detrás de estos chismes, hay mucha conjetura, algunos dicen, que ellos funcionan como los seguros, los ambientalistas dicen, quien contamina paga, aquí parece ser, que el que contamina cobra, así que los antivirus son el valuarte que nos protege (?) aunque con fecha de caducidad, y sigue el mangoneo del que se nutren ahora doctores que se alimentan de nuestra pírrica formación. Recientemente Microsoft nos previene de futuros ataques de virus, que pondrían paralizar nuestros/sus sistemas, ya que, un personal clave de la industria fue despedido de la firma (1.5 millones) quienes estarían detrás de dichos actos de piratería, así que debemos vacunarnos pronto con los antídotos que nos anuncia el vendedor de siempre.

El diseño de la industria, se basa en un estudio minucioso de la conducta del consumidor (tratamiento de datos y textos, comunicación, juegos, etc.), el método consiste en que uno (hardware-equipos) demanda el concurso del otro (programas-software), con el cuento de que la última versión es la mejor, pero requiere...., adaptarse o morir “poniendo”, ahí vienen sucesivas versiones, ampliaciones, y finalmente desemboca el nuevo equipo, algunas veces con extras gratis, prometiendo utilidades y servicios para seguir chupando de la osamenta que cargamos. Saber dónde está el origen del problema, es como el huevo y la gallina, cuál es primero. Lo cierto es que la estrategia está montada para que la industria tenga la máxima expansión posible, son una suerte de economías de escala, no para facilitar el uso, sino aprovechar mayores niveles de consumo y beneficio que se generan en cada tramo del negocio.

En éste complejo mercado, Microsoft (software) campea en el orbe a sus anchas, su omnipresencia acapara los máximos beneficios, su poder es tal que no permite el desarrollo de sistemas alternativos, cuando adquirimos un equipo, el rey americano entra, con derecho de pernada, siendo el primero en meterse en tú equipo, con sus dos programas estrella MSDOS y su administrador de aplicaciones (Windows). Aunque Linux es gratuito pero se enfrenta en solitario, sus aplicaciones (programas) son limitadas, mientras que en el entorno del primero se escriben la mayor parte de programas.
A los gobiernos les ciega el vendaje del IVA, de vez en cuando la UE demanda a Microsoft porque infringe las reglas de la Competencia, muchos se preguntaran quienes son sus concurrentes europeos, ya que Linux es también americano, o defendemos a los suministradores asiáticos, que en su mayor parte son los maestros del hardware (China y Japón), seguramente se quiere proteger al software europeo producido y que Microsoft dificulta su total compatibilidad. Aunque yo prefiero preguntarme, Porqué en Europa hay tanta orfandad en el conjunto de este tipo de tecnologías, a lo mejor, no sea el caso, en los ordenadores de gran talla, pero aún ahí, Siemens (Alemania) subsiste en el mercado europeo aliándose con Fujitsu (Japón), y la pobre Olivetti sucumbió después de muchas vicisitudes, los chinos con sus baratijas se lo cargaron. Cuando la salud del sector bien podría nutrirse de los beneficios de su propia tecnología, Cuánto empleo se pierde por la inacción tanto del sector público, privado como de los centros de excelencia en materia de investigación, recuperar las capacidades, promoverlas y coordinarlas debería ser una de las prioridades de los gobiernos y del conjunto de la Unión, sólo así podremos competir de igual a igual. Si hemos logrado construir el avión más grande, moderno y rápido del mundo el Airbus y antes el Concord, y seguramente usando tecnologías punta no europeas, a causa de las patentes con lo que elevamos los precios finales del producto, lo peor de esto es, que dejamos al descubierto nuestro saber hacer tecnológico, actuando a la inversa evitaríamos seguir siendo una servidumbre americana o asiática.
Lo más delicado y sensible de esta terrible dependencia, son las comunicaciones, donde Internet es un problema mayor que nos desprotege, una tecnología de comunicación propia nos daría no sólo mayor protección, sino mayor entidad internacional y seguridad para defender el modelo de desarrollo europeo (democracia, mercado, tecnología). A día de hoy, se observa que somos tan fuertes como débiles según el estado de ánimo de nuestro socio americano.
Creo que sería el momento para que Europa despertara de ese traumático letargo que significó la guerra, evitando que otros países sigan tirando el carro del desarrollo, la convivencia universal, y la seguridad debían ser una responsabilidad primaria de Europa desde todos los dominios de control. La ausencia de un sistema propio nos traerá en el futuro más beneficios que dificultades, debemos defender a los millones consumidores europeos de los males que aquejan al sector.
Otro aspecto a tener en cuenta, es la regulación, si bien es cierto, que las nuevas tecnologías facilitan gran parte del trabajo de las personas, pero también les quita gran parte de su bienestar, lo que nos da por un lado, no los quita por el otro, el modelo liberal de mercado podría mejorar bastante, sólo ver las fallas recientes del fiasco financiero y económico, la contaminación, la inseguridad, y el terrorismo, por citar algunos son parte del menu de nuestros días. Incluso la situación de debacle que sopesan los países, viene dada por el inadecuado uso de dichas tecnologías, porque ellas encubrieron durante años suculentos negocios y beneficios a espaldas de los controles públicos y del ciudadano, al abrigo de una equivocada desbocada automatización. C.Ayala. 1202.09

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